¿FIESTAS MANCHADAS CON SANGRE?

     Cuando la política cierra los ojos a la realidad simplemente la ignora y nada más, pero ignorarla, mirar para otro lado no cambia a la realidad y mucho menos la mejora o la destruye, al contrario, mas temprano que tarde la realidad aparece con fuerza y casi siempre presenta una cara peor que aquella que se quiso negar. El gobierno de Cristina Kirchner suele ser un ejemplo nítido de esto, los gobiernos provinciales en el tema salario policial también.

     En Córdoba, por caso, los policías locales hacía un año largo que venían tratando de obtener una mejora salarial por los carriles normales, luego en los últimos dos meses intensificaron las protestas mandando a esposas, hermanas y madres a protestar por un aumento de salario que ellos tenían prohibido pedir. Sindicatos policiales son mala palabra en el país. Y a pesar de todo este despliegue de paciencia el gobierno provincial eludió la cuestión. No hubo aumento para la policía. Sabemos como terminó la historia, la policía se acuarteló por su aumento, los saqueos tuvieron su agosto y al final la policía logró su aumento en una "paritaria" brutal y desmedida. De la Sota tuvo que elevar el básico de $2500 a casi $10.000 de un solo golpe y sin tener esa plata asegurada, más o menos lo mismo sucedió en el resto del país. Y uno se pregunta: ¿no hubiera sido más lógico atender el reclamo policial en tiempo y forma, dar un aumento racional, no comprometer aún más las arcas provinciales y evitarle al país ese festín de sangre, pérdidas materiales y anarquía?, ¿por qué la política espera que explote una situación dada antes de actuar para evitarla?.

   
 
Cualquiera con un mínimo de sentido común piensa ¿si los gobernadores ignoraron los reclamos policiales por falta de recursos y se negaban a dar un 30% de aumento, cómo harán ahora para solventar básicos de $8100 promedio cuando la media salarial no llegaba a los $3000?. ¿Si pagar un básico de $4500 era un problema, qué es entonces pagar uno que casi lo duplica?...
  
Hoy todos temen que los saqueos vuelvan para las emblemáticas fechas del 19 y 20 de diciembre, hay informes de inteligencia que lo confirman, hay organizaciones sociales que ya avisaron que irán a los híper a "pedir" bolsones de comida y hay un caldo de cultivo propicio para que existan explosiones delictivas: nadie va preso nunca o sale enseguida, el garantismo y la impunidad invaden el derecho y la política oficial, hay más hambre y pobreza del que reconoce el gobierno (que casi no reconoce pobres) y hay un vacío de poder muy claro en el país cuando se trata de evitar delitos masivos. La inacción policial de la Federal en el Obelisco el pasado jueves 12, es una muestra cabal, y las declaraciones de Capitanich sobre el tema solo asustan: "cuando hay tanta gente junta dispuesta a delinquir es casi imposible evitarlo"...  La mezcla de seudo-progresismo garantista del gobierno, sumado a su impericia en temas de seguridad pública y un discurso anti fuerzas armadas o de seguridad termina en esto, no se sabe como reprimir a los vándalos y tampoco hay interés en hacerlo.
 
Diciembre y las huelgas policiales ya dejaron su reguero de sangre y destrozos, y como tanta otras veces, la experiencia acumulada, será desaprovechada para evitar lo que todos suponemos (o sabemos) que volverá a pasar. Solo un milagro impedirá que vuelva a correr sangre antes de las fiestas en las calles del país y como confesó Capitanich, el gobierno nada puede hacer para impedirlo.
 
Osvaldo Igounet
copyrigth 2013
 
 
 
 
 

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