Caso Corsi, nota tres: EL SÍNDROME DEL PROF. NEURUS

                            Osvaldo Igounet en Pozo de Luz en
                            San Marcos Sierra - Cba; al comenzar
                            esta investigación. (Febrero 2014)



    La entrevista al Dr Olmos me había dejado preocupado y, por qué no decirlo, bastante indignado; cada vez era más evidente que la posibilidad de que Corsi y Raith estuvieran presos siendo inocentes era cierta. Para colmo esta prisión injusta no llegaba de la mano de error procesal grosero sino y esto era lo más grave, de una suerte de operación para inculparlos. Néstor Santiago Corsi podía caerte bien o mal, podía ser un gurú y un científico incomprendido o un delirante importante, podía ser una luz celeste brillando en la Tierra o un farol apagado que provoca sombras siniestras al reflejo de la Luna; pero con independencia de cómo la gente lo vea, Corsi está más cerca de ser una víctima que un victimario. De Rodolfo Gustavo Raith se puede decir lo mismo, aunque su caso es todavía peor: Raith no es un gurú, no es un científico “loco”, no tiene una vida dedicada a lo esotérico y lo paranormal, no vive en medio de la serranía cordobesa, no tiene inventos cuyas patentes sean objeto de burlas o de ambiciones desatadas; Raith no es nada de eso, Raith es sólo un tipo del montón, con una profesión habitual (Ingeniero Mecánico y Técnico en Plásticos) y todos sabemos cuán alejado de lo paranormal que está la mente de un ingeniero, vive un Buenos Aires y su relación con la causa tiene ribetes escandalosos de tan forzada que es.

Olmos cumplió con su deber legal y no me dijo algunas cosas, no me mostró determinados documentos; pero me dejó expuesta la punta del ovillo, un rastro que ningún periodista de investigación dejaría sin explorar. La sospecha de que tal vez Corsi y Raith estuvieran pagando con su libertad a un ilícito cometido por otros, gracias al perfil de Prof. Neurus del esoterismo (esta analogía es mía no de Olmos) que Corsi involuntariamente dejaba traslucir, era cada vez mayor.



                                  Dr Pablo Olmos, defensor del Ing.
                                  Rodolfo Gustavo Raith.


La acusación contra Corsi dice “ejercicio ilegal de la medicina” y como ya se explicó en la nota anterior en palabras del propio abogado Olmos, es una acusación probadamente falsa en tanto Corsi nunca se hizo pasar por médico, ni dijo serlo, ni recibía a la gente vestido de manera tal que indujera a tener esa creencia. Hay una segundo delito que se le imputa: la estafa. La fiscalía basa su acusación en el hecho que Corsi comercializaba en Pozo de Luz algunos suplementos dietarios (de venta libre en todos lados) y un producto conocido como CNS-629; el CNS-629 es una “vacuna” contra el cáncer, patentada por Corsi en Rusia. (del tema puntual de esta vacuna nos ocuparemos in extenso en próximas notas). Ahora la cuestión es: ¿estafaba Corsi a sus visitantes ofreciendo un producto que no sirve para lo que se promociona y por lo tanto los estafa en su dinero y buena fe?. La respuesta al parecer es no.



Momento en que Rodolfo G. Raith es detenido en Bs As
para ser trasladado a Cruz del Eje (Cba).
                                          
                                 
                                           

Como cualquier abogado explicaría, la estafa se convierte en tal cuando existe el dolo o sea la intención calculada y manifiesta de engañar al otro para obtener una ventaja pecuniaria o de otro tipo. Vale decir, se estafa cuando se ofrece un producto o servicio que no podemos y sabemos que no podemos brindar, cuando vendemos o alquilamos algo que sabemos que no es nuestro y por ende no podemos comercializar, solo por dar algunos ejemplos. Es clásico la famosa estafa o cuento del tío que se hacía en la Buenos Aires de los años 40 y 50 cuando avivados y malandras le “vendían” a los ilusos visitantes el Obelisco. ¿Era el CNS-629 el “obelisco” de Corsi?, todo hace suponer que no. Para Corsi su vacuna funciona, tiene todas las cualidades que el asegura que tiene, la patentó a su nombre e incluso la bautizó con sus iniciales CNS (Corsi, Néstor Santiago) lo que sin dudas demuestra que el imputado de verdad está convencido de las propiedades curativas de su producto y por ende con independencia de que realmente funcione o no el CNS-629, no puede haber dolo (estafa) si Corsi lo ofrecía de buena fe, confiado en sus poderes curativos. Quizás Corsi esté equivocado y el producto no sirva ó quizás de verdad el CNS-629 sea una nueva generación de logros medicinales en la lucha contra el cáncer, las opiniones están divididas; pero queda claro que de ninguna manera existió el delito de estafa en tanto el acusado actúa de buena fe, convencido de las bondades de su vacuna sanadora. En definitiva y mirado con objetividad no existen los delitos que se le imputan: Corsi no incurrió en el ejercicio ilegal de la medicina ni cometió estafa alguna. Sin embargo hace dos años que está preso sin juicio, sin posibilidad de libertad condicional, cuando, además, estos delitos son de baja penalidad y aún siendo culpable de ellos igual debería esperar juicio y sentencia en libertad.


                                       Este diario hizo la investigación que
                                       terminó con el arresto de Corsi y Raith.
                                       Los titulares demostrarían la poca objetividad
                                       en el tratamiento del tema...


El caso de Rodolfo Gustavo Raith es todavía más terrible, si eso fuera posible, ya que solo pesa sobre él una sola, pobre y genérica acusación: ser el supuesto cómplice de Corsi en dos hechos de estafa con el CNS-629. O sea una sola acusación y como partícipe secundario, por montos menores e imputado con argumentos circunstanciales, basados en supuestos y mucha mala suerte para Raith. Y otra vez lo mismo, aún culpable, que no lo parece en nada; no debería haber estado preso ni dos minutos y sin embargo hace dos años que purga cárcel sin juicio sólo para reforzar la causa contra Corsi; y tratado como si fuera un criminal de alta peligrosidad. Raith fue detenido en Buenos Aires en un operativo ordenado por el fiscal cordobes Bertone y trasladado a Cruz del Eje-Córdoba, en un vehículo de la policía provincial. Estuvo las 16 horas del viaje, con las manos atadas por precintos especiales, luego con las manos ya atadas le levantaron los brazos y lo encadenaron a los pasamanos del techo del vehículo, absolutamente incómodo, con riesgo de lesiones graves en el hombro y omóplatos, sin poder ir al baño, sin luz y sin dignidad. Ya en el penal de Cruz del Eje fue castigado con calabozo en solitario cada vez que la prensa quiso hacerle alguna nota (si hay castigo no recibe visitas) y luego trasladado al penal de Córdoba, donde está actualmente. Se supo que Raith descubrió, en virtud de su profesión y poder de observación; que la falta habitual de agua en el penal era intencional aunque se la quería hacer pasar por factores de la sequía. Los oficiales del Servicio Penitenciario Provincial de Córdoba decían que la falta de agua en retretes y duchas se debía a fallas estructurales en las cañerías y en la baja presión del agua que llegaba. Después de meses de estudio, Raith descubrió que eso no era así. El agua era cortada por el SP a los reclusos como modo de castigo extra cuando alguno se comportaba “mal”, todo el pabellón tenía socializado el castigo. Raith hizo este descubriendo, lo denunció con su abogado y terminó castigado y luego trasladado de penal.

La lista de irregularidades procesales, judiciales y carcelarias es amplia. El expediente, por ejemplo, está partido físicamente en varios cuerpos. Así siempre el abogado defensor descubre que partes de la causa está en Morteros, otra en Villa Dolores, otra más en Cruz del Eje y alguna en Córdoba Capital. Además como suelen intervenir el Ministerio Público Fiscal de Cruz del Eje, algún juez o fiscal de Villa Dolores y el detenido Raith está en Córdoba capital y el detenido Corsi en Cruz del Eje; es casi imposible reunir en un solo lugar a defensores, fiscales, jueces, expediente y detenidos; complicando a niveles estratosféricos la tarea de la defensa. Corsi y Raith aparecen a priori más inocentes que culpables, los delitos imputados son leves (ellos no calificarían para la descripción periodística de peligrosos delincuentes) sin embargo están presos hace dos años y la familia judicial cordobesa está empeñada en manterlos así a toda costa. Las molestias que se toman lo prueba, la pregunta es ¿por qué?.

Osvaldo Igounet
IGOUNETNOTICIAS.COM
copyrigth 2014

 



 

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