Panorama: LINCHAMIENTOS, MALVINAS Y OTRAS "YERBAS"...

                                                        Opina Osvaldo Igounet


    La semana pasada nos enteramos que todos somos un poco hijos de la presidenta, según sus propias palabras "me siento un poco la madre de todos los argentinos", y hace un par de días nos dimos cuenta -de nuevo- que así nos trata. O no fue ponerse en el lugar de madre pedir por cadena nacional que los argentinos no ejerzamos la violencia entre nosotros, sólo le faltó mandarnos a la cama sin el postre y listo cartón lleno. Algún memorioso recordará conmigo cuando Isabelita, también muy maternalmente, nos mandaba de la plaza a casa para que no nos engripemos. ¿Remember?.




   Habrá quien sienta cierta alegría en ser "hijo" de Cristina, pero sospecho que en general cada uno de nosotros prefiere quedarse con sus respectivas madres verdaderas y exigirle a la presidenta algo más que regaños infantiles. ¿Es con estos llamamientos a no pelearnos entre nosotros que se termina con la violencia callejera?, yo creo que no. Estos mal llamados linchamientos son solo la muestra acabada de la certeza que tiene el pueblo de estar o sentirse desprotegido, incomprendido e impotente ante el avance irrefrenable de la delincuencia, no sólo la de las mega bandas de narcotraficantes organizados, sino también de la delincuencia común. El ciudadano honesto, el trabajador, el que se sacrifica, el que sufre la inflación, la devaluación y los tarifazos nacionales & populares, siente en carne propia que su vida no vale nada, que todos los derechos y garantías son para el que delinque; el ciudadano de a pie solo debe pagar impuestos, callarse la boca y dejarse asaltar, asesinar, violar, raptar o lo que sea que le pase un día cualquiera. La gente está (mos) harta de tanta indiferencia gubernamental y muy preocupada por la justificación que se aplica: el garantismo casi absoluto de la escuela Zaffaroni, un inexplicable miembro de la Corte Suprema que no se avergüenza de tener prostíbulos y que no duda en adjetivar de maneras muy distintas a delincuentes y a la gente honrada. Zaffaroni siempre traducirá delincuente como quien comete un delito empujado por una sociedad que nunca lo contuvo, le buscará toda excusa posible o imaginaria para evitarle cárcel y condena pero en cambio no titubeará ni un segundo en calificar de homicida salvaje a cualquier vecino que ante un delito en proceso (in fraganti) auxilie a la víctima castigando al victimario. Para Zaffaroni y el gobierno, si nos matan o nos roban es la consecuencia lógica del desamparo y necesidad del delincuente, mientras que toda acción que se tome para evitar un delito en curso que lastime o lesione a un ladrón, asesino, violador  aún cuando sea un reicidente varias veces denunciado, siempre será una bestialidad inexplicable fruto de una postura clasista de las clases media-media, media-alta y alta, según el sesudo análisis de los panelistas de 678 (emisión del 2 de abril). ¡Já!. Eso explica, además de las complicidades delictivas, el crecimiento desmedido del narcotráfico y como en lugar de combatirlo sin pausa se lo deja hacer y crecer, se prorroga el lavado de capitales oficialmente y solo para justificar los sueldos, se crean nuevos centros de atención a los adictos vía Sedronar...




     Claro que el periodismo es cómplice de todo esto, algunos porque están comprados directamente, otros porque trabajan en medios comprados por el gobierno, algunos otros porque creen que es bueno ser políticamente correctos y otros simplemente por cobardes; pero casi todos adscriben al relato oficial del garantismo exagerado. Por eso los grandes medios masivos siempre hablan de: el joven golpeado por una turba de vecinos, el chico que sufrió una golpiza cuando se cayó de la moto después de arrebatar una cartera o el adolescente que tiene rehenes en una estación de servicio. Siempre son jóvenes, chicos, adolescentes, nunca hablan de un feroz delincuente atrapado por los vecinos, de un asesino reincidente que tiene rehenes o un ladrón miserable que ataca a mujeres distraídas, sin importar la edad del peligroso sujeto. Los grandes medios, por la razón que sea, también gustan de "proteger" al miserable en detrimento del buen ciudadano o temen usar los adjetivos calificativos que de verdad corresponden. E igual que el gobierno no se hacen carga de esa conducta.

    El tema Malvinas tuvo un gran protagonismo oficial durante esta semana y para mi gusto, también aquí el gobierno falló. Claro que en este tema no es cuestión de corrupción sino de simple y sencilla inoperancia. Argentina votó en al ONU contra todo occidente al apoyar a Rusia que anexó a Crimea a pesar de las protestas de Ucrania. ¿Por qué Argentina hizo esto?, porque Cristina sobreactúa su "bronca" con Estados Unidos, si apoyamos a Maduro tenemos distanciarnos de Obama; porque Cristina está enojada con las potencias y casi todo el primer mundo porque no actúan como ella quiere que actúen, en especial en la cuestión Malvinas donde nunca nos apoyan. Claro, es bien sabido que un verdadero estadista no expone la política exterior de su país ni pone en riesgo los intereses nacionales sólo porque un efecto tardío de una menopausia residual, altera un poco más el ya de por sí escaso equilibrio emocional de la presidenta que además cree que sabe de todo, incluso de política exterior, cuando es claro que no sabe nada. ¿Y entonces qué hizo?, arruinar la postura argentina en la discusión de las Malvinas, porque al reconocerle a los ciudadanos de Crimea la autodeterminación para mediante un plesbicito pasarse de su nacionalidad ucraniana a rusa, estamos justificando el razonamiento de Inglaterra y los kelpers que se reconocen como la "tercera parte" del conflicto al que quieren saldar con una consulta popular en las urnas para decidir si quieren seguir siendo inglés o volverse argentinos, como hacen cada tanto.. A caballito de todo esto nuestro país -Afip mediante- le aplica a cada argentino que va a las Malvinas el arancel del 35% que se cobra por viajar al ¿¿¿¡¡¡exterior!!!???, ¿cómo las Malvinas no son argentinas?, ¿el nuevo billete de $50 traerá la cara de la Reina Isabel II?. La verdad que ni un burro -queriendo- comete tantas burradas juntas.

    Otra macana en política internacional son los vaivenes presidenciales, humores que cambien más que el clima y que nos hacen quedar muy mal en el mundo. Si hay algo grave en el trato entre países es ser incoherente. Por ejemplo Cristina vive criticando a los países poderosos (a veces con razón incluso), o les vota en contra como ya vimos pero a la vez somos miembros del G20 y la presidenta en lo personal disfruta mucho esas reuniones con el jet set de la política internacional. O nos "informa" en un discurso que Malvinas se convirtió en la base militar más importante de la Otán en el Atlántico Sur, con la amenaza que eso implicaría, pero al mismo tiempo seguimos siendo socios extra Otán de la propia Otán. Presidenta o renunciamos al G20 y nos salimos de la Otán y seguimos con las críticas y cuestionamientos o permanecemos en estos organismos pero cesamos las críticas. Por supuesto que se puede disentir, para eso están las reuniones internacionales, pero no se puede hacer un discurso anti G20 y querer ser parte al mismo tiempo.

La cuestión de Crimea: Un breve repaso histórico de la cuestión de Crimea nos dice que es un territorio que siempre perteneció a Rusia, desde la época zarista incluso, pero que durante la hegemonía de la URSS y antes de la guerra, Nikita Kruschiev totalmente ebrio le regaló a las autoridades títeres de la Ucrania ocupada, quizás el pecado que nunca se perdonó. Mientras que la URSS existió como tal y a pesar de los reclamos locales las cosas siguieron su curso y una aparente clama reinó en la zona. Luego con la caída del muro y la desintegración de la URSS, cada país logra su autonomía y la nueva Ucrania independiente del poder soviético no "devuelve" ese territorio, que encima es rico en recursos naturales y es el hogar del poder nuclear ucraniano ya que la antigua URSS tenía allí algunos de sus misiles. Resumiendo un territorio ruso es cedido tontamente a Ucrania, mientras que todo es URSS nada pasa, pero cuando los países vuelven a ser ellos mismos la cosa cambia. Ahora el presidente Putin, último jefe de la vieja y temida KGB recuperó ese territorio que además esta ocupado en un 85% por rusos y no por ucranianos y retoma el orden "natural", olvidando que legalmente Crimea pertenece a Ucrania, que este país hoy es pro-occidental y que las potencias de la Otán no quieren ver una Rusia más poderosa y recuperando la totalidad de su poderío nuclear. Es verdad, por tradición e historia Crimea es claramente rusa, pero la ley internacional aceptada no convalida esta "reparación histórica" que hizo Putin y que al ser avalada por Cristina destruye el andamiaje legal del reclamo argentino por Malvinas.

Osvaldo Igounet
IGOUNETNOTICIAS.COM
copyrigth 2014
      

Comentarios

  1. Ademàs de que el valor de "regalar" Crimea a Ucrania en el tiempo de la URSS era equivalente a que un niño "regale" a su papà el juguete que le compró el papá, Nikita Kruschiev era ucraniano.

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    1. La verdad no recuerdo si Nikita era ucraniano o no, pero en todo caso como premier de la URSS debía proteger la integralidad territorial y calmar los separatismos, no podía ni debía "regalar" territorios a nadie.

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