EL NEGOCIO DE LOS DERECHOS HUMANOS


    Hubo una época en que defender los Derechos Humanos era una actividad digna, pertenecer a una agrupación dedicada a tal fin te daba paz espiritual pero también prestigio institucional y hasta podías parecer más bueno y más justo. Pérez Esquivel. Fernández Meijide, Nora Cortiñas, Ernesto Sábato, el Nunca Más. el CELS, eran personas y organizaciones de cuya moral nadie dudaba. En ese grupo estaban también las Madres de Plaza de Mayo comandadas por Hebe de Bonafini y las Abuelas lideradas por Estela de Carlotto; Hebe era la más radicalizada de todas las voces del sector, pero aún así mantenía "los pies dentro del plato". Estar con los DDHH era estar con la justicia, pero también con la verdad y el compromiso social.



    Ellos tenían un papel importante en la sociedad argentina post dictadura y lo cumplían con bastante hidalguía, con sus más y sus menos, como nos cabe a todos. Después vino la etapa de la venganza más que de la justicia, del poder más que del ejemplo social y así las organizaciones (no todas) fueron mutando. Nació HIJOS dedicada más al escrache estilo "Quebracho" que al de la búsqueda de la identidad y la memoria. Linchar era más interesante que encontrar, parecía.

    Y finalmente llegó la etapa del lobby, dejar de ser una ong dedicada a los derechos humanos para convertirse en un grupo de presión ansioso de acrecentar poder, con ganas de decidir sobre diversas cuestiones para conseguir dinero e influencia. Así el Cels de Verbitsky se convirtió en el calienta oídos del gobierno kirchnerista y Bonafini y Carloto se pusieron ellas mismas y a sus organizaciones como garantes del compromiso K con el sector. Blanquearon y avalaron la supuesta lucha de Néstor y Cristina por los DDHH, con sus nombres y trayectorias. Y las tiraron por la borda.

   El Cels se convirtió en un generador de políticas de estado que le permitió crecer en influencia gubernamental como nunca antes en toda su historia. Mientras que Madres y Abuelas fueron tratadas como heroínas "militantes" y generosamente retribuídas por ello. Ahora mismo el gobierno decidió ampliar en $100 millones las partidas para los derechos humanos para lo que resta del año y ya todos sabemos quienes serán las principales beneficiarias. Pero además circula muy fuerte, en la Casa Rosada, el rumor de que la millonaria deuda que dejó la estafa de Sueños Compartidos, Hebe y Schoklender será absorbida por el Estado, que así será doblemente desfalcado en la misma operatoria: 1) cuando entregó fondos que se sabía no tenían buen destino y 2) ahora asumiendo todas las deudas que esa estafa dejó con proveedores, empleados y demás.




     Lejos quedaron los tiempos aquellos de las luchas dignas y en inferioridad de condiciones, cuando buscaban verdad y justicia para sus víctimas. Ahora, gracias al kirchnerismo, son lobistas de primer nivel, hacen negocios con el Estado (siempre turbios parece), presionan a la Corte Suprema, persiguen y "enjuician" periodistas independientes y facturan como nunca en su vida. Viajan en primera clase, tienen familiares en cargos importantes, reciben subsidios multimillonarios y a cambio aplauden, sonríen al poder, hacen proselitismo, lo bancan a Milani y en especial tiran a la basura la dignidad y justicia de la lucha que venían manteniendo.

   Había muchas organizaciones de derechos humanos que concentradas en el pasado olvidaban proteger los derechos humanos de hoy, y ahora, plata de por medio, ya no protegen ni se interesan por los derechos humanos de nadie, ni de sus muertos de antaño ni de los que sufren hoy. Se convirtieron en factorías partidarias, que adoran al Dios dinero, el poder y la impunidad. Se acabaron las utopías justicieras desde que las arcas del país están disponibles para ellos.

Osvaldo Igounet
Igounet Noticias -Blogger
copyrigth 2013

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