IGOUNET NOTICIAS

                     por Osvaldo Igounet     L a vacunación masiva es la apuesta única del gobierno para salvar un año complejo y repleto de desafíos. Alberto Fernández se juega todo a acertar un pleno en una ruleta con bolilla rebelde, muy rebotadora y saltarina. ¿Saldrá?. Si acierta llegará a las elecciones de octubre con cierta tranquilidad para encarar los últimos dos años de su   gestión, pero el camino no es sencillo. Primero debe lograr una vacunación masiva y exitosa. Hasta hoy sólo hay dosis mínimas de la Sputnik V, muy cuestionada en el mundo científico por la escasa información que se tiene de ella, y acuerdos con otros laboratorios y países que por ahora son sólo promesas y papeles. Desde el Ministerio de Salud hablan de millones de dosis (51 según Gines y solo 20 según su segunda a cargo) pero en este último mes se logró vacunar solamente a 280.000 personas número que indica con claridad la poca efectividad del operativo sanitario. Si recordamos "travesura

                      Carlos Rottemberg  La pandemia sigue su brutal ataque en todo el mundo y Argentina no es la excepción, ella limita nuestras libertades, provoca temores y hace tambalear actividades. El turismo es una de sus víctimas predilectas y el teatro otra. En nuestro país se está intentando salvar una temporada de verano que está fracasando producto de bolsillos flacos y miedo al Covid-19. La actividad teatral es entonces una perjudicada directa. En Mar del Plata con un aforo permitido del 30% de su capacidad en cada teatro la asistencia a las salas es casi nula, de ese 30% apenas si logran vender un 10% de eso con suerte. Este fin de semana que viene terminan anticipadamente su temporada  varias obras y se estima que casi ninguna estará en cartel en febrero. En Carlos Paz con un aforo del 50% las cosas están un poquitín mejor, quizás lleguen a marzo aunque ningún productor espera ganar dinero apenas salvar la inversión. La aglomeración de gente, en especial jóve

                   por   Osvaldo Igounet   La ruptura del orden institucional en los Estados Unidos con el ataque al Capitolio de simpatizantes del presidente Trump, algo casi inédito en la historia de ese país, supone un retroceso en el devenir político-institucional pero no pone en riesgo la salud democrática norteamericana. Esto es así porque aún con todas las críticas que puedan hacerse allí las instituciones políticas funcionan. Tampoco estos hechos fueron una sorpresa en tanto y en cuanto Trump ya había anunciado antes de las elecciones que si las perdía iba a desconocer el resultado cosa que volvió a hacer ayer antes de la sesión legislativa y que provocó el asalto al Capitolio. Si bien vimos imágenes bochornosas e impensadas en la tarde de ayer en Washington el marco jurídico no se rompió y después del 20 de enero Trump enfrentará graves cargos por su responsabilidad política en este asunto, a diferencia de nuestro país, cualquier ataque a la institucionalidad es en