El crimen de Fernando Baez Sosa - Editorial
Este es el editorial del programa radial VARIETÉ de NOTICIAS emitido el miércoles 19/02/2020, en su emisión de inicio de ciclo:
Ayer Se cumplió un mes del asesinato del chico Fernando Sosa
ocurrido a la salida del boliche Le Briqué en Villa Gesell, donde 10 u 11
salvajes, está por verse judicialmente todavía; lo masacraron a golpes de puño
y patadas. Un caso por todos conocidos y que por lo tanto me exime en esta
editorial de repetir detalles de conocimiento público, Yo prefiero usar estos
pocos minutos para hablar de otro aspecto del caso que también me preocupa y
ocupa como es la creciente violencia social que se vive desde hace un tiempo en
el país y la pretendida y mal disfrazada intención de estigmatizar a un deporte
como el rugby al señalarse una y otra vez la condición de “rugbiers” de los
asesinos.
Yo soy un rugbier, un orgulloso rugbier, retirado ya, pero
rugbier de verdad al fin y al cabo. Jugué en la década del ’70 en el actual
Club Ciudad de Buenos Aires, en aquel tiempo conocido simplemente como -Muni- ,
era pilar derecho; y lo hice como jugador federado de la UAR en muchas
categorías desde la cuarta hasta la primera del ascenso de entonces y me voy a
morir con la inmensa alegría de haber sido desde esa época y hasta hoy UN
RUGBIER de alma. Conozco al rugby, sus códigos, sus enseñanzas, su espíritu,
sus defectos y sus virtudes que me permiten afirmar sin temor a equivocarme que
los tipos que asesinaron a Fernando Sosa no son rugbiers, ni siquiera los
llamaría deportistas, ellos son lisa y llanamente unos cobardes asesinos, unos
patoteros sin control, sin moral y sin remordimiento; individuos asociales,
arteros y taimados que por desgracia para el rugby eligieron practicar este
deporte sagrado en la ciudad de Zárate – en el Club Náutico de Zárate-, que
como su nombre lo indica NO es una institución estrictamente rugbística. Esta
manada de deplorables asesinos jugaban al rugby pero nunca fueron RUGBIERS; no
saben lo que esa palabra significa ni lo que representa, ellos han maltratado
al rugby desde que eran chiquitos porque desde esa época ya patoteaban al
prójimo como nos fuimos enterando a lo largo de este mes, siempre protegidos
por padres condescendientes y con influencias políticas que no solo no
impidieron tal conducta sino que en muchos casos la festejaron. Esta decena de
bestias y sus familias directas han utilizado su condición de supuestos
rugbiers para lograr marcar una inexistente superioridad de clase, que el rugby
argentino repudia desde siempre, con la complicidad de sus padres y los amigos
influyentes de estos y hay que decirlo embebidos en la soberbia de pertenecer a
la clase poderosa que en Zárate se representa en el Club Náutico y no el rugby,
en aquella ciudad uno es alguien por ser socio del Náutico más allá del deporte
o de actividad social que practique allí. Esto por supuesto no significa que
todos en ese club sean así, lo que sucede es que la caterva de inadaptados
amorales, con veleidades de nuevos ricos o de realeza en decadencia se asocian
al Náutico para “pertenecer”, y casi me atrevería a afirmar que la verdadera
gente bien de Zárate y del Náutico siempre han despreciado a esta clase de
sujetos que por dinero o influencia pretenden ser lo que no son, molestando a
todo el mundo, causando todo tipo de problemas a diario hasta terminar en esta
tragedia anunciada. Estos tipos son asesinos, son despreciables, son viles y
son cobardes pero lo que no son seguro es rugbiers y mucho menos gente de bien;
por eso les pido a los colegas de los medios que dejen de llamarlos así y
empiecen a tratarlos como lo que son: unas basuras humanas.
Yo sé que no faltará quien me señale que en el país rige el
principio de inocencia, que apenas están procesados y que su prisión preventiva
está apelada, que señalarlos con el dedo es temerario, que exaltamos de alguna
forma al resto de la población carcelaria y ponemos en peligro, entonces, su
integridad física e incluso su vida. Puede ser, pero no me interesa en lo más
mínimo porque yo soy periodista y editorialista, no juez ni fiscal o abogado
defensor, en este caso como en tantos otros mi opinión se basa en lo que uno
sabe y conoce y no en lo que un expediente judicial diga o deje de decir.
Porque muchas veces los expedientes van por un lado y la verdad por otro, en
este caso las pruebas son claras, los videos son contundentes, no hay lugar a
dudas por ende aunque alguno de estos salvajes termine saliendo libre por algún
error técnico en la instrucción de la causa o en la recopilación de pruebas,
que los hay y varios, eso no cambiará la verdad solo cambiará su situación
procesal ellos son diez asesinos más allá de que alguno logre zafar
eventualmente por cuestiones procesales y de implementación. Lo mismo me sucede
con resonantes casos de corrupción política conocidos y otros que nadie conoce
y donde uno tuvo la oportunidad de indagar, conocer y hasta ver algún ilícito
que por falta de pruebas judiciables dejará a los corruptos sin castigo, eso
los vuelve impunes no inocentes, estarán limpios de culpa y cargo desde el
expediente judicial pero no a mis ojos ni a los de ellos que también saben que
yo sé, entre esa gente yo no hay mentiras, cada uno es lo que es más allá del
fallo o no fallo de la justicia.
Volviendo al caso Fernando es importante decir que los
padres complacientes son a mi juicio tan culpables como sus hijos por no poner
límites, por fomentar y festejar sus recurrentes escándalos y no sancionar ese
pensamiento de supuesta clase superior hacia el “negro de mierda” que enmarca
un desprecio inenarrable por todos aquellos que son más pobres que ellos, con
menos influencias que ellos, con menos cultura que ellos aunque ellos son
necios y brutos también; en definitiva que califica de negro de mierda a todo
aquel que no goce de su simpatía. Sectarismo que está extendido como un cáncer
en la sociedad desde aquellos que creen que reprimir el delito está mal hasta
los nuevos colectivos sociales progres o supuestamente progres que callan ante
la desgracia de otro si este otro no pertenece a su grupo. Asi ayer vimos como
la sociedad civil tradicional se movilizó para pedir justicia por Fernando pero
los mega colectivos no aparecieron ya que al fin y al cabo no deja de ser un
paraguayito más, no se vió a los pañuelos verdes, ni azules; ni a las actrices empoderadas ni a
organizaciones de DDHH por citar algunas ausencias que tampoco protestan cuando
una mujer policía es asesinada mientras espera el colectivo o cumple con se
deber.
Cumplo este año 30 años de periodismo y amor por la radio,
tengo muchísimos defectos pero siempre he intentado no caer en la hipocresía
manifiesta ni en el engaño al público oyente, Ud puede estar o no de acuerdo
con lo que digo pero sepan aquellos que no me conocen y hoy debuto en esta
casa, que siempre digo lo que creo que es verdad, puedo equivocarme pero no
mentir. Por eso afirmo que estos individuos que asesinaron a Fernando son
criminales peligrosos e infames, que ojalá sean condenados a esa cárcel que
merecen pero que NO SON RUGBIERS bajo ningún punto de vista.
Si Ud me pregunta que espero de esta causa le diría que
espero condena y castigo, que una vez resueltas las apelaciones presentadas por
el Dr Tomei y confirmada la prisión preventiva efectiva esperen su juicio en
penales de máxima seguridad como Sierra Chica, Florencio Varela o Batán,
acordes la ferocidad del delito que se les imputa y no en el penal de Campana
que no corresponde, que estén separados en distintas cárceles y que lo hagan en
celdas y pabellones comunes y junto al resto de la población carcelaria, con
los días y horarios de visitas generales de familiares como todos los demás con
las mismas limitaciones y humillaciones que los demás familiares sufren porque
eso es justicia e igualdad ante la ley y quizás sea ese su peor castigo
descubrir que no son una élite privilegiada de pueblo chico, que ahora no solo
“pertenecen” a un nuevo club lleno de negros de mierda sino que además son solo
uno más entre todos ellos. Sé por mis trabajos periodísticos lo que son las
cárceles argentinas tan terribles y oscuras, tan injustas y humillantes con
cientos de cosas que mejorar y cambiar pero también sé que mientras eso no
suceda estos tipos despreciables no merecen tener en prisión aquellas prebendas
de las que los demás carecen. Ojalá que resueltas las apelaciones y confirmadas
las preventivas los encarcelen hasta el juicio y lo hagan en las mismas cloacas
llamadas penales que el resto de los internos del país, porque así y sólo así
empezará a haber justicia.
Osvaldo Igounet
copyrigth 2020
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