¿EL MESÍAS HA LLEGADO DE NUEVO?
--- Aquellos que quieren mantener su empresa a flote son
miserables.
--- Quienes se preocupan por el futuro de la economía son
criminales.
--- El político que piensa distinto es un enemigo.
--- El empresario que desea tener rentabilidad es un
insensible y avaricioso.
--- Quienes exigen que la justicia y el legislativo
funcionen a pleno son antipatrias, contreras y amantes de la propagación de la
pandemia.
--- El mundo se equivoca Argentina nunca, vean por caso
el desastre que son Uruguay, Chile, Brasil, España, Italia y Suecia por ejemplo…
Estas son
algunas de las premisas que el gobierno parece manejar en su labor diaria, a
ellas podríamos agregar otras “verdades” tales como el gobierno no se equivoca
y por eso siempre tiene razón, nadie en el mundo lucha contra el coronavirus
mejor que nosotros y tantas más por el estilo. Al acentuado y reconocido
personalismo de Cristina Fernández se suma ahora un recién descubierto
mesianismo neokirchnerista del
presidente Alberto Fernández. La idea es hacer un recuento de las acciones de
gobierno en cuarentena para verificar cuan efectivo es el mesiamismo
presidencial, veamos:
Caso uno “La corrupción”: en la Ciudad de Buenos Aires se
compraron barbijos a casi el triple de su valor, descubierta la maniobra el
Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta suspende la compra, no la paga, no recibe
esa mercadería, abre un sumario interno y hace una denuncia penal contra los
funcionarios implicados. Pero ante la necesidad de esos elementos los compra ahora
a precios reales de mercado. En la Nación el ministro Arroyo ante una demanda
aumentada en un 30% de provisiones para comedores y merenderos compra ese
excedente a más del doble de su valor de mercado con la consigna los
proveedores son inflexibles y nosotros necesitamos los fideos. Descubierta la
maniobra por el periodista Diego Cabot del diario La Nación el presidente Fernández
le dá un leve tirón de orejas al ministro, ordena despedir a los tres
funcionarios implicados (aunque se dice que solo los cambiaron de cargo) y se
recibe la mercadería pero luego se anula la compra y no se paga por ella. Lo
triste que esos alimentos que se siguen necesitando por la creciente demanda
finalmente NO se compraron a nadie y la gente que debía recibirlos sigue sin
comer tal como denuncian las propias organizaciones sociales. Algo terrible que
parece decir si hay “negocio” compramos y si no lo hay no.
Caso dos “La justicia”: Cristina siempre dijo que los
corruptos de su gobierno e incluso ella misma eran presos o perseguidos políticos.
Toda la campaña del año pasado e incluso los primeros 60 días de gobierno de
Fernández se acusó al macrismo de llenar las cárceles de “presos políticos” y
aunque el presidente tibiamente expresaba lo contrario nunca fue la idea
general del cristinismo. La acusación era grave Macri en su gobierno le hacía
llegar a los jueces su voluntad de encerrar a ex funcionarios acusados de
corrupción y los jueces obedientes lo hacían, por lo que aunque el dictamen de
prisión era firmado por un juez la verdadera órden provenía de Macri o sea del
gobierno de turno. Desde que asumió Fernández salieron con domiciliaria De
Vido, Boudou, D’Elía, Cristóbal López, De Souza y otros y pidieron el beneficio
Ricardo Jaime, Lázaro Báez y su hijo lo que ocasionó un escándalo político en
mitad de la pandemia que se pretendió desdibujar con prisiones domiciliarias de
cientos de presos comunes (algunos de alta peligrosidad) sin tener los medios
para controlarlos. Sin embargo Alberto Fernández insiste en que a pesar de la
voluntad expresa que emana del cristinismo en ese sentido y de que dos
funcionarios al menos, de su gobierno, hicieron presentaciones favorables al
otorgamiento de esas detenciones domiciliarias la culpa es sólo de los jueces
que las firmaron. Conclusión: si un juez falla en el mismo sentido de un
presidente como Macri en realidad es un dictamen de Macri que presiona a la
justicia y cuando un juez falla conforme a los deseos de Cristina y los suyos
en realidad hace justicia porque la doctora ni Alberto presionan al poder
judicial. Impresionante.
Caso tres “La institucionalidad”: Ningún país avanzado
suspendió las instituciones por la pandemia. Y en realidad casi nunca lo hacen
porque con todos sus defectos la democracia y la república son sagradas. Ya
hemos contado alguna vez como el parlamento de Inglaterra sesionaba en medio de
los bombardeos nazis a Londres y ahora podríamos agregar, por caso, como el
presidente Franklin D. Roosevelt a pesar de sus deseos no pudo ingresar de
lleno a la Segunda Guerra Mundial declarada en 1939 porque el Congreso no lo
autorizaba y recién a principios de 1942 a raíz del ataque japonés a la base
naval de Pearl Harbor en Hawai el 7 de diciembre de 1941, fue autorizado a
hacerlo por su parlamento declarándole la guerra a las potencias del Eje
(Italia, Alemania y Japón). En cambio aquí enseguida de llegado el primer
contagio le dijimos adiós al Congreso, a las legislaturas provinciales y a los
concejos deliberantes. ¿Por qué será?.
Caso cuatro “Lo cotidiano”: Nosotros entramos a la
pandemia con una economía en términos productivos semejante a la del año 2002 y
dicen los que saben si todo marchara bien, esto sería: arreglamos la deuda,
empezamos a exportar, recomponemos el mercado interno, bajamos la pobreza y
aumentamos el PBI todos los años, aún así recién en el año 2026 alcanzaríamos
el nivel económico del 2011, o sea dentro de 5 años seríamos igual que hace 15
años atrás en ese momento. Un total desastre para todos y todas. Por eso la
pregunta dura y simple surge, salvar o intentar salvar a algunos cientos de
ciudadanos que podrían o no morir por coronavirus es mejor que los miles de
ciudadanos que directa o indirectamente podrían morir o morirán por una economía
nacional destrozada, piense usted en suicidios, quiebras, hambree indigencia
generalizada, depresión; toda una ola de males a los que también estamos expuestos.
E incluso hablando solo de la pandemia hoy mismo hay obras sociales que solo
atienden emergencias y coronavirus, no hay revisión médica para cardíacos, diabéticos,
gente con epoc y demás enfermedades crónicas graves, no se sabe su estado, no
se sabe si la medicación crónica que deben tomar es la adecuada ni si la
consiguen, ¿eso no causa probables muertes también?, digo, pregunto.
Resumiendo, es
la población de Argentina que con responsabilidad y orden está sobrellevando la
lucha contra la pandemia y logrando los resultados aceptables que tenemos al día
de hoy. Pero los contagios suben en el Amba y una mayor cantidad de víctimas se
avizoran como inevitables y lo inevitable se debe enfrentar con sentido común,
pragmatismo y las precauciones sanitarias recomendadas pero el encierro eterno
a cualquier costo no sirve solo empeora las cosas, al menos en un país quebrado
como el nuestro. Entre 2018 y 2019 han muerto en nuestro país casi treinta y
tres mil personas por distintas influenzas y gripes y sus complicaciones
respiratorias y no nos encerramos, mueren al año siete mil personas en accidentes
de tránsito pero seguimos usando los autos; porque nunca la solución es cerrar
los ojos y creer que no pasa lo que en verdad pasa.
Hay tendencia al mesianismo político y eso es nefasto, no se puede permitir y esos males derivan de lo que yo llamo la política del eufemismo, teoría que explicaré en próximas notas, y que derivan en políticas de estado de este tipo con los resultados pésimos que tenemos año tras año. Ningún mal se esquiva con solo desearlo y hay realidades crueles y dolorosas que deben enfrentarse lo mejor posible, tratando de minimizar los daños pero sin buscar soluciones mágicas; mucha gente seguirá enfermando y muriendo de influenzas varias, muchos peatones y automovilistas se seguirán accidentando y muriendo pero los autos se seguirán fabricando, muchos tendrán cáncer de pulmón pero las tabacaleras con los altos impuestos que pagan seguirán funcionando y el coronavirus por mucho, mucho tiempo más nos tendrá acorralados enfermando a muchos y matando a menos, es inevitable. La historia de la humanidad marca y explica que las cuarentenas son efectivas pero se hacen de otra forma, algo que también contare en próximas notas. Habrá que mantener el distanciamiento social siempre, lavarse las manos siempre y usar el tapaboca siempre es lo que hay mientras no exista una vacuna efectiva, económica y masiva y esto debemos asumirlo, habrá una nueva normalidad menos afectuosa y más restrictiva; pero nada bueno saldrá de enfrentar la pandemia escondidos debajo de la cama. Al menos eso es lo que a mi me parece.
Osvaldo Igounet
copyrigth 2020
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