DÍA DEL PADRE UN FINDE LARGO MUY ESPECIAL

  

El próximo fin de semana será extra largo: viernes, sábado, domingo y lunes; conformando una nueva fiesta del turismo interno entre aquellos que pueden hacerlo. Se calcula que son alrededor de cuatro millones de argentinos quienes están en capacidad de salir de vacaciones estacionales o aprovechar los fines de semana largos, cifra que calculada como familia tipo - cuatro personas- da que sólo un millón de familias argentinas pueden darse ese gusto. Poco, muy poco. Es la misma franja poblacional que va a mega recitales, asiste a teatros, puebla restaurantes o llena una carrito en el súper; después se suma otro pequeñísimo sector que puede hacer alguna de estas actividades con gran esfuerzo pero no todas. Quedan entonces en promedio cuarenta millones de connacionales preocupados por llegar a fin de mes, comer a diario o hacerse de unos pesos con las changas, gente ocupada en mantener o conseguir un empleo, educar a sus hijos y a sobrevivir a una inflación que ataca al bolsillo popular cual peste contagiosa. Por eso este próximo fin de semana largo no debería ser señalado como ejemplo de reactivación, crecimiento o éxito de la gestión económica, viajarán los que siempre viajan más algunos otros que con mucho sacrificio visitarán familiares en sitios lejanos después de dos años de separación forzada. Sólo eso.

Sin embargo no es un finde largo más. Para nada. Será también un fin de semana dedicado a la cuestionada institución del "patriarcado" a pesar de la mala fama que esa palabra tiene en estos tiempos. Hay dos padres fundadores de la patria cuyo fallecimiento se conmemora: Güemes y Belgrano y en medio de ellos el Día del Padre. Martín Miguel de Güemes es el general salteño que murió un 17 de junio luego de agonizar diez días sin rendirse al enemigo, que luchó de jovencito en las invasiones inglesas y que mantuvo al Norte liberado hasta la llegada del ejército de Belgrano. Tenía sólo 36 años y desde hace dos siglos los salteños le rinden, con razón, los honores del héroe que fue. Manuel Belgrano abogado por vocación y militar por obligación fue también un general y murió un 20 de junio a los 50 años. Lideró el Ejército del Norte, ganó allí grandes batallas por la independencia y amortiguó sus derrotas con estrategias como el éxodo jujeño. Creó e hizo jurar la Bandera Nacional por primera vez a orillas del río Paraná en la hoy ciudad de Rosario. Falleció en la pobreza extrema. En medio de estas conmemoraciones merecidas a nuestros patriotas aparece el Día del Padre el domingo 19 de junio.

De más está decir que esta es una celebración nacida al calor de las urgencias comerciales, intensas en marketing y consumismo disfrazadas de emoción, como tantas otras fechas similares. Pero a la vez es mucho más que eso, al menos para quienes las canas colorean nuestro cabello. Nosotros, los "viejos" somos padres pero también somos hijos y esa es una dualidad interesante, no siempre feliz, pero repito interesante. Se experimenta emociones diferentes con cada rol. Como hijo cuyo padre falleció hace décadas el recuerdo lo es todo y con el tiempo va siendo nada. La memoria se apaga sin registro fílmico o grabado, no tenés una imágen vívida que te ayude a recordar como se movía ni tenés una grabación que te ayude a retener el sonido de su risa o su voz en una charla. Las viejas fotos que se van descolorando no retienen nada de eso, sólo te van quedando flashes de alguna anécdota o algún momento, muchas veces sin contexto del momento. Lo que queda del viejo es aquello que creemos recordar que no necesariamente es lo que era en realidad, esta la esencia pero se pierden los detalles. Las fotos, las benditas fotos, retienen un momento muy fugaz perdido en los recovecos de la memoria. Y la memoria falla con el tiempo y la edad. ¿cuándo y por qué reía con mi viejo?, ¿cuándo y por qué lloraba con mi viejo?, ya casi no lo sé. Qué lo enojaba o lo hacía feliz, casi no puedo recordarlo o en todo caso recuerdo siempre las mismas cosas y seguro no eran las únicas. Pero todo lo demás se fue yendo de a poco de mi memoria. Pero como siempre cuenta Dady Brieva su voz es lo peor. Uno no sabe ya como era la voz de tu viejo, sabés que te llamaba, sabés que te alentaba, sabés que te retaba, sabés que reía y lloraba pero ya NO sabés como lo hacía. Con el tiempo la carencia de audios y videos típicas de aquellos años se vuelve importante en días como este en que recordás a tu viejo sin tener un recuerdo claro y preciso realmente. Sé que mi viejo me amaba y yo a él, sé que me aconsejó con sabiduría y me enseñó mucho de lo que sé, sé que lo ví sufrir con heroísmo y morir con dignidad, pero todo eso lo sé en apariciones esporádicas en la memoria, como espejismos difusos que no son completos y quizás no del todo fieles. No sabes si recordás a tu viejo o al recuerdo de él.  Como sea no pasa un sólo día sin que trate de recordarlo, pensar que haría en tal o cual situación o que consejo me daría. No necesito un día al año para tenerlo conmigo y por eso hace casi dos décadas que decidí no visitar más su tumba; él no está allí sino en mi cabeza aunque ya no sepa como era el sonido de su voz. Y como padre serán mis hijas las que tendrán que hablar al respecto, serán ellas las que decidirán como quieren recordarme en el futuro o si quieren hacerlo aunque a diferencia de mi padre, ellas si tendrán videos con imagen y sonidos que hagan perdurar los recuerdos con más fidelidad. Como padre intenté inculcarles la noción de libertad y de justicia. Son libres de hacer lo que quieran porque eso es lo más valioso que pueden tener, la justicia es asumir los costos de las acciones que hacemos cuando elegimos libremente, sin obligaciones ni simulaciones. Podes amar, ignorar, olvidar, tomar distancia o lo que quieras hacer. Y tanto padres como hijos deberán aprender a vivir con esas decisiones.

Se viene un finde largo muy especial, si Argentina tuviera hoy más Belgranos y Güemes sería un país mucho mejor del que es sin ninguna duda, en cuanto a mí para este Día del Padre mi mejor regalo, mi único regalo deseado es poder recordar con total certeza como era la voz de mi viejo. ¿Será mucho?.

Osvaldo Igounet

copyrigth junio 2022