¿FALTARÁ MUCHO PARA QUE TERMINE LA CRISIS DE CRECIMIENTO?

 Hay que pasar el invierno decía el inefable Álvaro Alsogaray a mediados los años sesenta. Hacía referencia a los problemas económicos que atravesaba Argentina en aquel momento y que mantenían en vilo a todos los argentos. Por esas vueltas que suelen dar los recuerdos esos años parecen hoy asuntos solucionables en potencias del primer mundo. ¡Qué bien que estábamos cuando estábamos mal!, podrá añorar ahora cualquier veterano que haya sobrevivido a esos tiempos. Los niños de entonces solíamos leer los clásicos de la colección Robin Hood con títulos emblemáticos como Sándokan y los tigres de la Malasia, que narraba las aventuras del icónico capitán y su fiel ladero Yañez ( una suerte de Piratas del Caribe prehistórico) y leíamos también las aventuras de Peter Pan, aquel niño que habitaba el país de Nunca Jamás mientras se negaba a crecer y la bella y diminuta Campañita revoloteaba alrededor de su cabeza. 

¿Argentina será como Peter Pan negándose a crecer?, quizás si y quizás no. Peter Pan se divertía, nosotros no; él tenía a Campanita nosotros a Cristina; vaya diferencia. Más cerca en el tiempo alguien dirá que somos como la película El día de la Marmota, donde el protagonista queda atrapado en el vivir de una misma jornada día tras día, repitiendo los mismos errores una y otra vez, hasta que rompe el hechizo cuando se percata que debe aprovechar el conocimiento adquirido para hacer algo diferente para poder avanzar. Pero, ¿quién es la marmota aquí, el gobierno que repite fórmulas vetustas y fracasadas una y otra vez o la gente que los vota sabiendo lo que van a hacer?. 

La foto es sólo ilustrativa para mitigar el contenido de esta nota.

Y aquí estamos de nuevo, corriendo tras un dólar veloz, sumando inflación día a día, al borde de un nuevo default, endeudados hasta el cuello y sin inversión productiva, con libertarios que prometen cosas que no tienen poder para hacer, oficialistas que repiten errores y una mayoritaria oposición "centrista" concentrada en elegir a candidatos potables para ganar la elección, mientras la izquierda piquetera y organizada les gana la calle a todos y todas. A todo esto nuestros bolsillos enflaquecen, las heladeras se vacían, los asaditos brillan por su ausencia, las escuelas no enseñan demasiado y el delito pasea por los barrios en moto, en auto y hasta de a pié. ¿Todo está mal?, probablemente no; pero cuesta señalar algo que marche como debiera para modificar este presente que debería construir un futuro superador. ¿Ud amigo/a lector/a, cree que el año que viene va a estar mejor que hoy?, sea sincero y responda en los comentarios; yo por ahora estoy más concentrado en ver si llego al Mundial y puedo pagar la luz para no perderme los partidos. Vamos Argentina carajo, que Qatar está a la vuelta de la esquina. Eso sí recuerde que si llega a viajar al Mundial o a Montevideo estará atentando contra el empleo registrado, haga patria quédese en casa; ni se le ocurra ir a comprar perfumes importados a Ciudad del Este mientras conoce las Cataratas, eso es traición a Batakis salvo que se traiga también un iraní de contrabando (los aviones están suspendidos hasta nuevo aviso).

Estamos en el país del para qué. Para qué lo puse dice Cristina, para qué agarré dice Alberto, para qué los voté, dice la gente. Y para qué querrán llegar al gobierno los que se quieren candidatear... Los shoppings vendieron un 40% más, las vacaciones de invierno son un éxito y los bares y restó top están llenos, todos con una parte mínima de la población que aún puede. ¿Bonanza económica o huida del peso antes de que el barco se hunda y los plazos fijos y los bonos reemplacen al papel higiénico?, con una inflación del 100% anual y en ascenso, con emisión imparable y el gobierno enfrentado aunque se junten a putearse cada tanto, usted que cree. Pensar que mi viejo despotricaba contra Don Álvaro hace sesenta años para que hoy el presi nos alivie el sufrimiento al explicarnos que todo esto pasa porque estamos creciendo, ay, ay, ay. Capaz sea cierto, en una de esas descubrimos que nunca faltó gasoil sino que sobraban camiones, viste

Osvaldo Igounet

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