NODIO: "BÁRBAROS LAS IDEAS NO SE MATAN"...

Así escribía Sarmiento su pensamiento cuando se enfrentaba a Rosas mientras se exiliaba en Chile y buscaba la manera de derrocar al Restaurador ofreciéndole a Portales (gobernante chileno) parte del territorio argentino si lo ayudaba con tropas y dinero para lograr su cometido. Así que como vemos la grieta y los odios desenfrenados no son cosa nueva en Argentina. Pero en aquel entonces los líderes evolucionaban, Sarmiento hizo escuelas para que el gaucho -la barbarie- se civilizara según su óptica; Urquiza derrotó a Rosas en Caseros y lo desalojó del poder pero años después valoró las cosas buenas de don Juan Manuel y le devolvió sus títulos y pensiones atrasadas eso más recibir al unitario Sarmiento en el Palacio San José le costó la vida. Lavalle se arrepintió de fusilar a Dorrego; Hipólito Yrigoyen pasó de poner orden en el barrio de Balvanera a tiro limpio a presidente popular y el radicalismo dejó las revoluciones y llegó al poder en elecciones limpias y democráticas. Los grandes de nuestra historia supieron evolucionar, Perón pasó de encarcelar a Balbin - diputado radical y líder de los 44- a fines de los cuarenta a ofrecerle compartir formula en 1973. Y Balbin habló en los funerales del General con la histórica frase: un viejo adversario viene a despedir a un amigo. 

Todos los grandes han sabido evolucionar, todos excepto Cristina Fernández, una mujer regida por rencores y odios que no le permiten ser feliz. Ella no tiene adversarios sino enemigos, ella ordena no dialoga, ella no discute ideas impone dogmas. Ella no evoluciona, al contrario profundiza certezas, sus certezas. Ella no acepta una derrota sino rumia venganza, ella solo tiene un norte que es su norte, estás con ella o contra ella, no sabe de grises o puntos de encuentro. Todo es a todo o nada. Cara o seca. Cristina hubiera fusilado a Dorrego cada mes, hubiera festejado el asesinato de Urquiza cada aniversario. Si Cristina hubiera sido Rosas, Esteban Echeverria no hubiera llegado a escribir El Matadero y Rivera Indarte no habría publicado sus Tablas de Sangre desde Montevideo. Y el país seguiría en guerra civil y Alberdi se hubiese tenido que guardar sus Bases en el bolsillo. Así como los Luises franceses se creían los reyes del Sol, ella está convencida de ser el sol mismo. Todo gira a su alrededor o es un anomalía de la naturaleza. 

Serás lo que debas ser o sino no serás nada, escribió una vez San Martín y por momentos parece que Cristina lo parrafaseara con un serás como yo quiero o sino serás destruido. Miremos a Alberto Fernández que hoy no es nada y terminará despedazado por la Historia por su ambición de ser y su impotencia para serlo. Un sólo astro brilla en el sistema solar que en la Argentina de Cristina es ella misma. "Ella" es Luis XIV sin Versailles y todos los demás son Marías Antonietas siempre a tiro de la guillotina.

La creación del NODIO es un paso más en la lógica implacable de la vicepresidenta y su manera de ver y hacer política. Mientras Cristina presida el sistema solar de la política nacional la grieta y la confrontación serán la norma. Sin debate, sin opiniones contrarias y sin puntos de encuentro. Una caudillo implacable y dominante como aquellos que Sarmiento despreciaba y temía pero que aprendió a respetar. La grieta real no es kirchnerismo-macrismo sino civilización o barbarie política que traducido al siglo XXI es pensamiento único o república. Los tiempos del unicato que parecían superados han vuelto y se quedarán aquí mientras la señora sol brille sola en la República Argentina.

Osvaldo Igounet 

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