2020 UN AÑO PARA EL OLVIDO QUE NUNCA OLVIDAREMOS

Santos coronavirus Batman, diría Robin el joven maravilla, si la vieja serie de culto aún estuviera al aire. Y aunque no hay supervillanos rondando Ciudad Gótica, una feroz Gatubela con sonrisa pinguinesca planea su estrategia de demolición sobre su pelado archienemigo de sonrisa guasoniana. Mal momento para Rodríguez Larreta que pierde presupuesto, pierde obras, está por perder hospitales y perdió su casa desde que su ex, Bárbara Diez, lo echó por pegarse unos revolcones con la jefa del CGP N° 9 de Mataderos. 

Tampoco andan mejor las cosas para el inquilino de la Quinta de Olivos, al que la cuarentena convirtió en un gordito cachetudo y mal peinado que se patea las ojeras. El hombre se empeña con ahínco en mostrarse como un presidente pero su incontinencia verbal y su vicepresidenta se lo impiden. Cuando no está anunciando cuestiones no confirmadas aparece Cristina y le descalifica al gabinete. Hice lo que me ordenaste dijo el viernes en La Plata mirando a CFK y sin ponerse colorado, y aunque se refería (supuestamente) a un consejo de Ella para tratar a la prensa, todos vimos un acto fallido que abarca muchos más temas. 

Cristina no puede con su genio y está empecinada en conseguir los objetivos que vino a buscar: una justicia sometida a su poder político, un presupuesto sin ajuste, la coronación de su heredero designado -hoy Kicillof- y un nuevo orden jurídico constitucional hecho a su imagen y semejanza. Y sigue negándose a usar barbijo. Quienes se opongan a eso, como Macri en su visión, son enemigos declarados y quienes entre sus aliados no pongan el empeño suficiente para militarlo en hechos y palabras son los funcionarios que no funcionan y andan faltos de cojones y Alberto Fernández está a un paso de integrar ese grupo de indeseados o quizás desde el viernes pasado ya lo está. 

Pero Ciudad Gótica y el País de Nunca Jamás, convidados de piedra a estas disputas palaciegas, sigue sitiado por la pandemia. Hay un rebrote de casos dentro de la primera ola, nada demuestra que con la llegada del otoñal marzo no vaya a surgir la temida segunda oleada de contagios, aún cuando alguna vacuna efectivamente aparezca en el verano y la vacunación masiva se inicie. El ministro de salud bonaerense Daniel Gollan dijo que Putin fue mal traducido cuando dijo que la Sputnik V aún no estaba aprobada para mayores de 60 años y por eso no se vacunó. No supo explicar si las veinte millones de vacunas rusas que se esperaban antes de fin de año según anunció el propio presidente Fernández  que con suerte ahora serán sólo trescientas mil, se debió a otro error de traducción o solo a otra voluntariosa y pelotudona declaración presidencial. Nada alentador resulta pensar que el mayor operativo de vacunación en toda la historia del país está en manos de los mismos funcionarios que Cristina critica y desprecia y con razón después de ver el velatorio popular de Maradona.

Mientras tanto Mauricio Macri se fue al sur de vacaciones hasta mediados de febrero con la "tranquilidad" de saber que el odio de Cristina hacia él lo mantiene en el candelero y que por ahora la mejor campaña para las elecciones del 2021 es que Alberto Fernández siga gobernando como hasta ahora. El macrismo fue una máquina de hacer macanas pero la inoperancia y las internas desatadas en la coalición gobernante las está haciendo olvidar con una rapidez insólita. Si la segunda ola de la pandemia llegara al país al estilo inglés el gobierno NO tendrá un herencia neoliberal a la que echarle la culpa, ¿y entonces?...

El gobierno mandó un presupuesto ficticio pero ajustador y el ministro Guzmán le prometió al FMI algunos ajustes extras, promesas que Cristina tiró a la basura sin miramientos ni consultas. ¿Y entonces?... La incertidumbre política crece y el desencanto con el gobierno también, aliados como Juan Grabois declaran su disconformidad al punto de amenazar con presentarse a presidente en el 2023. 

Por problemas de espacio dejaré este análisis aquí pero para terminar diré que si el 2020 es un inolvidable año para olvidar, a menos que el gobierno reaccione el 2021 podría ser todavía peor. Y eso mis amigos da miedo.

Osvaldo Igounet 

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