FRANCISCO UN PAPA SIN RUMBO IGUAL QUE EL GOBIERNO

 

La brújula se perdió o al menos se descompuso, vaya uno a saber. Eso sí había brújula que extraviar o romper. A lo mejor el campo magnético terrestre esté influyendo, después de todo la ciencia lo confirma; científicos descubrieron que por las variaciones en el campo magnético de la Tierra en los polos el planeta está girando cada vez más rápido, haciendo los días más cortos (en fracción de nanosegundos) lo que implicaría que también estemos envejeciendo aceleradamente sin darnos cuenta. Qué macana, ¿no?. Pero y si el mundo sufra otras consecuencias hasta ahora no estudiadas, ¿si el cambio en la velocidad de rotación del planeta también afecta las decisiones políticas y religiosas?; quizás esto explique de alguna manera por qué estamos como estamos, digo...



Claro que es posible también que los argentinos estemos sin brújula desde hace mucho tiempo ya y eso explicaría, de paso, nuestro presente. Y el Papa Francisco, mal que le pese, es argentino y se le nota al menos en su accionar político. El hombre arrancó su papado con grandes expectativas mundiales, amagó con hacer históricos cambios en el mundillo vaticano y se ganó muchos enemigos por eso, pero después su ímpetu decayó. Hizo la gran Massa, o la gran CFK o la gran Alberto; no llenó de asado espiritual a la heladera mística del catolicismo internacional. Parecía ser un nuevo Juan Pablo II y con suerte sólo es la sombra de Pío XII. Gran decepción. El 2013 fue un año clave, Massa prometió encarcelar a los corruptos de La Cámpora y Francisco asumía su papado siendo peronista anti K y con el tiempo Massa llega al poder de la mano de Cristina y Máximo mientras Francisco recibe a CFK, Milagro Sala, Juan Grabois, Aníbal Fernández y todo el resto de la yunta. Uno repartía promesas y negocios y el otro bendiciones y rosarios. Glup. Cristina no puede irse del país y Francisco no quiere volver, ella quiere seguir en el poder y él también. Y al presidente Fernández no le da bola ninguno de los dos. Alcoyana alcoyana.



Ni el gobierno nacional ni el Papa Francisco se destacan por su accionar en el mundo de las relaciones exteriores. Los capitostes del Instituto Patria y sus aliados viven como millonarios a costillas de los pobres, el capo del Vaticano también. Todos gimen por la pobreza del mundo mientras eructan el bacanal de salmón, ojo de bife, caviar beluga; todos decorados con colchón de finas hierbas, frutos del bosque y champagne Cristal bien frapé. La polenta queda para la gilada y para Brancatelli desde que le convidaron algunos paquetes por la cabeza en la siempre amable Corrientes. Cristina es amiga de Putin, Ortega y Maduro, igual que Francisco y ambos se niegan a condenar la invasión rusa a Ucrania con excusas varias. Las dictaduras sólo lo son si son "de la derecha", para ellos la antidemocracia "por izquierda" está bien vista. Ortega en Nicaragua está matando, encerrando y persiguiendo a clérigos católicos que defienden la libertad, ayer incluso apresaron al obispo más importante de aquel país. El Papa calla y nuestro gobierno también. ¿Aprobaría Ernesto Cardenal semejante salvajada?, yo creo que no. Nos guste o no los argentinos estamos en contra del mundo civilizado por las ondas distorsionadas que emanan desde la presidencia del Senado y desde el trono de Pedro. Pobre Pedro, el apóstol que murió crucificado cabeza abajo por creerse indigno de morir como Cristo, ahora tiene que ver desde su nube como el Papa argento pone de cabeza dos milenios de historia institucional. Francisco decide visitar Canadá, donde nunca pasa nada, así como Alberto visita en La Rioja una montaña solitaria. El mundo está en una ebullición de guerra, crisis y escasez, Argentina está a punto de explotar en una crisis económica y social sin precedentes, y allí están nuestros líderes flotando en su burbuja. Igual hicimos lo imposible, exportamos al Vaticano nuestra forma de desgobernar y así les (nos) va. Lo que no pudo Atila, ni los Borgia, ni Enrique VIII; lo que no se atrevieron a realizar los templarios, ni Lutero, ni los nazis; lo está haciendo nuestro Papa argento y eso que se mueve en una silla de ruedas. Qué quedará de la Iglesia Católica después de Francisco es tan inquietante cómo preguntarse que quedará del país después de la era K. Y todo por culpa del campo magnético de la Tierra que nos hace girar más rápido. Cosas que pasan, viste.

Osvaldo Igounet

copyrigth 2022


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