PANDEMIA: LA APUESTA A TODO O NADA DE ALBERTO FERNÁNDEZ





   La tercera etapa de la cuarentena estricta sigue hasta el 26 de abril inclusive, tal como lo confirmó ayer en olivos el presidente Alberto Fernández; pero es un secreto a voces que se extenderá por lo menos durante todo mayo. Seguramente seguirá habiendo “prórrogas” quincenales para anunciarlas como se hizo hasta ahora e incluso hay quienes afirman que si la enfermedad no cede a nivel mundial tampoco habría que descartar que incluya a junio también. Al menos en los grandes centros urbanos y provincias con muchos contagiados: Caba, Santa Fe, Córdoba, Rosario, Gran Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca y alguna  que otra capital provincial son candidatas a seguir con la cuarentena estricta hasta mitad de año al menos mientras que el resto del país podrá ir entrando, desde mayo, en la llamada cuarentena administrada. Todo esto, repito, si la curva sigue achatada, de lo contrario el país entero seguirá encerrado en casa.

El presidente anuncia la extensión de la cuarentena
(foto Casa Rosada)

   Por supuesto que los costos económicos de este parate sanitario son astronómicos y se multiplican cada día que pasa de manera exponencial, quizás tanto o más que la tasa de contagio del propio coronavirus. En los juzgados comerciales es vox populi que los síndicos esperan quiebras masivas de todo tamaño que los obligará a trabajar como nunca en su vida, según ellos mismos estiman. Si la cuarentena se levantara mañana en país estaría en una crisis económica pocas veces vista, casi inédita; pero si la fecha real de salida fuera mediados de junio, como mínimo, Argentina ya no tendrá sistema económico ni moneda que defender. Desde el punto de vista económico habremos vuelto a la época del virreinato, porque ya no hablaremos de recesión, inflación o estanflación sino de una depresión de proporciones, con miles de quiebras comerciales y personales inlevantables, cadena de pagos destruídas, sistemas productivos parados por completo, parecido al estado de las economías europeas de pos guerra pero sin un plan Marshall que nos ayude a rearmarnos. Hay quienes estiman que ni el estado podría, en ese marco, sustentar al propio estado de manera tal que la vieja discusión entre capitalismo o estatismo podría en Argentina volverse abstracta por completo. Es verdad que jurídicamente los estados no quiebran pero en este escenario de terror Argentina ya no tendría casi ninguna empresa privada funcionando, la producción estaría parada por completo, el desempleo podría elevarse a tasas monumentales duplicando así la ya elevada pobreza existente y el estado carecería de recursos para salud, seguridad y educación. Un verdadero pandemonium. Adiós definitivo al estado de bienestar. Sin ingresos, con la población empobrecida y con demandas crecientes, con el peso convertido en un patacón de hecho la salida de la pandemia será la víspera de entrada a un infierno económico.

   ¿Por qué entonces el presidente Fernández estira tanto el aislamiento obligatorio?, por varias razones, la primera netamente sanitaria, todos los especialistas le confirman que la única forma de sobrellevar la pandemia con números de salud aceptables es teniendo a toda la gente en su casa o barrio sí o sí  a falta de una vacuna que frene su propagación. Evitando contagios masivos y tener un sistema de salud que pueda atender a todos aquellos que lo requieran sin saturación de instalaciones y personal de la salud. Por eso el presidente acuño su frase: “ Un PBI caído se recupera pero una vida humana no”; y el achatamiento de la curva de contagios le va dando la razón hasta ahora. Pero además hay una razón política muy clara, el presidente sabe muy bien que los costos económicos y sociales al final de la pandemia serán enormes aún cuando logre salvar la vida de muchos por coronavirus. Por eso él estima que si maneja la pandemia con éxito podrá también manejar el día después aunque la súper crisis económica y social sea sin precedentes, pero también sabe que si a pesar de poner al país en una situación de catástrofe económica se le escapa de las manos los números de la pandemia, su fracaso será total y su caída seguramente inevitable. Eso lo convierte en un talibán de la cuarentena estricta igual o más que sus asesores infectólogos. Quedó prisionero de su propia apuesta: salud vs economía, eligió la primera y ahora no tiene margen de error, con una economía destrozada y que empeora cada día sólo queda salud o salud, sin términos medios ni opciones aleatorias. Claro que no es el único Horacio Rodríguez Larreta maneja papers que le acercó su equipo donde se habla con todas las letras de la necesidad de extender el aislamiento obligatorio en la Ciudad y Gran Buenos Aires hasta entrado julio porque además del Covid 19 llega la época de las demás influenzas que muchas veces también requieren terapia intensiva y respiradores en la llamada población de riesgo.



   El dilema por supuesto era y es terrible, buscar un equilibrio entre un número “razonable” de víctimas y mantener la economía más o menos funcionando o salvar vidas a como dé lugar. Y el presidente optó por la última opción muy humanitaria pero poco pragmática que ahora se volvió una trampa sin salida, para salvar vidas hay que alargar la cuarentena todo lo necesario pero como la curva se ameseta y el pico de la enfermedad se va corriendo ese fecha de salida se vuelve incierta y lejana, muy lejana, sentenciando a la economía a su destrucción casi total. Al país en realidad porque la cuarentena se llevó puestas a las instituciones también, no hay poder legislativo ni poder judicial funcionando tampoco. ¿Cómo gobernar con éxito un país empobrecido al extremo y sin sus poderes constitucionales en marcha?.

   Durante la Segunda Guerra Mundial Hitler bombardeó Londres decenas de veces, Alemania estaba en su mejor momento, su aviación superaba a la inglesa por mucho y los EEUU aún no habían entrado en batalla, el pueblo estaba asustado y en peligro, era esencial mantener la moral alta de la gente, por eso el parlamento nunca dejó de funcionar y teatros y bares seguían abiertos  -es verdad que no había riesgo de contagio de coronavirus pero también es verdad que un teatro era más inseguro que un refugio anti bomba- , si sonaba la sirena todos corrían a refugiarse y cuando el ataque pasaba todos volvían lo mejor que podían a la normalidad de sus vidas. Seguramente esa estrategia costó más vidas que estar todos escondidos en los refugios anti aéreos pero les mantuvo la fe y al final ganaron la guerra y Londres nunca fue invadida. Aquí tomamos otra estrategia buena para un fin y muy mala para otro fin sobre todo cuando el costo de futuras muertes por la crisis económica futura se haga visible: infartados, suicidados, desocupados, hambrientos, deprimidos; y será el momento de evaluar los costos-beneficios de estas decisiones. El presidente sabe que la cuarentena NO tiene una fecha de salida y por eso la extiende cada quince días y también sabe que ya no puede volver sobre sus pasos sin pagar un costo político enorme y casi decisivo para su gobierno. ¿Cómo saldremos de esta situación?, nadie lo sabe con certeza, parrafaseando a Alsogaray habrá que pasar el invierno y luego ver que queda y como queda, si es que algo queda útil y funcionando. En todo caso si en algo todos los analistas concuerdan es que el mundo ya no será igual y estará muy ocupado arreglando sus propias crisis antes de tener tiempo de tendernos una mano.

Osvaldo Igounet
copyrigth 2020

  


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