LA OTRA PANDEMIA


por Osvaldo Igounet


La pandemia mundial desatada por la nueva cepa de coronavirus engendrando este armagedón llamado Covid 19 no solo está provocando ataques a la salud de toda la humanidad en su conjunto, sino que además está destruyendo la economía global causando efectos desastrosos ahora mismo y desvastadores en el mediano plazo, veamos algunos datos mundiales a hoy 18 de marzo de 2020:

-         Caídas estrepitosas de todas las bolsas de valores del mundo.
-         Grandes empresas a punto de quebrar.
-         Desplome generalizado del valor de bonos y acciones.
-         Pérdidas de fuentes de trabajo.
-         Economías nacionales paralizadas.
-         Turismo internacional suspendido.
-         Aislamiento internacional.
-         Petróleo a U$S 21 el barril.
-         Salvatajes estatales de emergencia.
-         Baja pronunciada del comercio internacional.

En nuestro país esto se traduce en:

-         Caída del precio de nuestros productos exportables.
-         Aumento del precio de los insumos importados.
-         Profundización de la crisis y la recesión.
-         Aumento del dólar a niveles de miedo.
-         Riesgo país a 4040 puntos básicos.
-         Parálisis de Vaca Muerta.
-         Imposibilidad real de renegociar la deuda pública: default.
-         Riesgo real de hiperinflación.
-         Aumento de la pobreza, indigencia y desempleo.
-         Posible destrucción del sistema agro-industrial del país.

Es decir en una economía global que ya venía complicada y en una situación económica de crisis a nivel local, el coronavirus llegó para poner en modo economía de guerra a los mercados internacionales y hacer casi desaparecer la economía nacional. Entiendase por ejemplo que YPF vale hoy mil millones de dólares o un poco menos y tiene un juicio en contra por tres mil millones de la misma moneda, o sea que ni regalándola saldaríamos esa deuda. Todas las medidas que está tomando el gobierno de Alberto Fernández son apropiadas e insuficientes para detener la crisis, aunque están bien encaminadas y es lo único que puede hacer. Es decir el gobierno está haciendo todo lo necesario y a su alcance para impedir un próximo caos económico que si la pandemia se prolonga será simplemente inevitable.

El mundo está preocupado por como cada uno de los países desarrollados podrá mitigar sus propios problemas económicos que son enormes y nadie cree que pueda o quiera detenerse a ver que sucederá con los países emergentes y en crisis permanentes como el nuestro. El mundo está en guerra contra dos enemigos temibles e inmanejables por ser invisibles y desconocidos, el virus coronavirus; con consecuencias económicas asemejables al de una pos guerra nuclear. Un enemigo que aterroriza, paraliza y destruye todo lo conocido hasta ahora. El nazismo de la Segunda Guerra Mundial, el comunismo durante la guerra fría y el terrorismo internacional en estos tiempos siempre fueron enemigos identificables y visibles pero hoy en plena globalización todos temen y todos sufren. Casi no habrá economía que resista para cuando la pandemia pueda ser controlada efectivamente. Todos los indicadores son ahora peores que en el crack económico de 1929 y recién estamos en la etapa inicial del proceso, ahora no hay pérdidas sino directamente destrucción de riqueza.

Argentina en este marco tampoco saldrá sin daños. No tenemos posibilidad alguna de surfear sin costos está crisis global y nacional. Aquellos en el país que logren sobrevivir económicamente a esto se encontrarán sin mercado interno al que vender, sin mercado externo al que exportar o lo harán a precios y cantidades irrisorios. Argentina, todo parece indicar, se encamina a ser la Alemania de 1919 vencida y humillada en Versailles, pero sin un plan Marshall que la ayude como a la Europa de 1945. Ese plan ya lo tuvimos en el 2018 y FMI no volverá a cometer semejante error. Lidiar con los fondos buitres será entonces la menor de nuestras preocupaciones. La miseria y la desocupación serán sin dudas de proporciones bíblicas.

Alberto Fernández y Rodríguez Larreta



Por supuesto que en toda crisis existen oportunidades, siempre puede pasar que el mundo pierda cosechas claves que nosotros podríamos reemplazar por ejemplo, pero en principio si esta pandemia no se controla en pocos días nuestras perspectivas de futuro son a la baja, mucho más de lo que ya eran hace una semana. Para el presidente Alberto Fernández esto es también una prueba de fuego donde demostrar de que está hecho y convertirse en el líder que la situación requiere, aprovechando que el Instituto Patria se encuentra abrumado con la situación. A propósito resulta lamentable que Cristina Fernández se encuentre en Cuba en semejante realidad, más allá de la gravedad o no de la enfermedad de su hija, su rol institucional y su peso político deberían obligarla a olvidar sus temas particulares y dedicarle todo su tiempo y esfuerzo a ayudar a gobernar el país, su obligación es estar en Argentina. Perón decía que primero estaba la Patria, después el movimiento y recién después el hombre; sin  embargo parece ser que para CFK, como siempre, primero es ella, después es ella y siempre ella. Lamentable.

La oposición coopera como puede, hoy mismo se reunirá con el presidente, no pone palos en la rueda y mantiene un respetuoso silencio o colabora con la gobernabilidad abiertamente como lo demuestra Rodríguez Larreta coordinando esfuerzos entre la Nación y la Ciudad Autónoma. Sé que esta no es una nota esperanzadora pero hechos son hechos, hoy por hoy al menos, el futuro es incierto y oscuro y es bueno que todos nos vayamos enterando. Y Dios quiera esté equivocado.


Osvaldo Igounet
copyrigth 2020

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