AUSENCIA Y NEGACIÓN, CRÓNICA DE UN FRACASO EN PROCESO

Aunque todo parece continuar con la "normalidad" que impuso la pandemia es evidente que nada es igual. Es el mismo espejo devolviendo un holograma no el reflejo verdadero.

               por Osvaldo Igounet 

El gobierno anunció que la no cuarentena se extiende hasta el 11 de octubre, recordó que sigue siendo el dueño absoluto del botón rojo para dejar luego en libertad de acción a cada jurisdicción para hacer lo que les parezca mejor. Y todo lo hizo a través de un breve video locutado sobre imágenes de archivo. Lejano, impersonal y frio. Es como que el presidente nos dejó de cuidar no porque como sociedad hayamos madurado sino porque ya no le interesa.

Los primeros anuncios fueron tras reuniones públicas con los gobernadores y la presencia de Rodríguez Larreta y Kicillof con conferencia de prensa, luego fue el trío pero sin conferencia, más tarde fue el mismo trío pero con mensaje grabado y luego Alberto solo y grabado; y ayer mensaje grabado, sin prensa y sin nadie ni siquiera el presidente hablando en off. ¿Qué pasó?. Simple: las encuestas...

Ser el padre cuida de los argentinos ya no rinde, es más, te perjudica. El gobierno nacional en los últimos días viene despandemizando su discurso al punto tal que ya Alberto no pone la cara para anunciar la prórroga del aislamiento. Del 82% de aceptación en marzo/abril pasó al 34% de imagen positiva que tiene hoy. Eso hace cambiar la agenda, mucha policía, mucho conflicto con la ciudad, leyes controversiales, dólar y anuncios mínimos, cualquier cosa que lo despegue del coronavirus. La batalla dialéctica contra la pandemia el gobierno la perdió en sus propios términos. Al principio Alberto Fernández nos dijo que sin cuarentena tendríamos, quizás, quinientos mil infectados y diez mil muertos. Hace rato que pasamos esos números y nos dijo también que no quería ser Suecia y hoy los suecos tienen menos muertos y mejor economía. 

Más allá de las políticas que le interesan a la vicepresidenta el gobierno asumió sin un plan claro o sin ninguno. El famoso vamos viendo y la pandemia en este punto le vino como salvavidas al náufrago. Y fracasó; las metas que el propio presidente fijó en la lucha contra el coronavirus no se alcanzaron, se quebró lo que quedaba de la economía del país para salvar la vida y la salud de los argentinos y la realidad ha superado la cantidad de víctimas aceptables según el propio parámetro presidencial. La falta de dólares y su disparada es un recordatorio fehaciente de que Argentina no es ni Europa ni Estados Unidos, ellos también vieron caer su economía pero su capacidad de recuperación es infinitamente superior a la nuestra y aún así intentaron hacer equilibrio entre salud y economía, por falta de plan económico acá se apostó todo a una mágica victoria sobre el virus y se perdió. No hay  bienestar económico ni sanitario. Ni siquiera la exitosa negociación de la deuda pública con los bonistas le fue de utilidad al gobierno porque la falta de reservas fuerza al Poder Ejecutivo a obligar a las empresas a defaultear el 60% de sus obligaciones en el exterior aún aquellas que quieren y pueden cumplir. Cuando uno de los objetivos de levantar el default del país era que las empresas no perdieran el crédito externo para seguir produciendo y exportando. A diferencia de lo que el oficialismo cree el desastre económico del macrismo no limpia ni justifica el desastre económico actual y el que está por llegar. Con la pandemia en proceso el gobierno perdió la batalla bajo sus propios términos aún aceptando que la cuarentena de marzo y abril sirvió para reforzar el sistema de salud cosa que se hizo pero mal, se consiguieron más camas y respiradores pero nadie pensó en entrenar más especialistas en terapia intensiva tal como descubrimos hoy porque el desborde sanitario en varias provincias no es por falta de camas sino de terapistas. Y con algo más de tres años de mandato por delante el gobierno tiene la economía implosionando sin solución de continuidad. 

Fernández no puede ofrecerle hoy a la ciudadanía ningún triunfo sanitario ni económico, más allá de la propaganda oficial o la conmovedora lealtad y esperanza de su militancia de base. Por eso el presidente ya no aparece en anuncios como el de ayer y sí lo hará en pequeñas ocasiones: la refacción de una estación de tren, la entrega de ambulancias a la Policía Federal o un nuevo taller textil. Hoy por hoy el presidente aparece estancado en una realidad que lo abruma, el fuego amigo es incesante y las grandes dificultades de la realidad no dejan de surgir. Pelearse con la Ciudad puede abroquelar por un rato al frente interno pero no sanitiza al país ni reactiva la economía, tampoco el autoengaño sirve. Si el país, por ejemplo, en abril no fabricó ningún auto y en agosto se fabricaron cinco, ud no creció el 500%... solo fabricó cinco autos nada más. A las estadísticas hay que interpretarlas con realidad no con voluntarismo.

En todo el mundo la pandemia causa víctimas y tragedias, también hizo caer la economía. Argentina no es la excepción pero el manejo es diferente, en Chile por caso subsanaron su error sanitario y hoy la pandemia causa 100 muertos diarios mientras nosotros superamos los 300 a pesar de un semestre en cuarentena y el Congreso chileno acaba de votar un paquete de reactivación económica por 37.000 mil millones de dólares y nosotros prohibimos quiebras por decreto. ¿Moraleja?, ni el virus ni los negocios son ideológicos solo se encaran bien o se encaran mal. Esa es una lección que haríamos bien en aprender.

Osvaldo Igounet 
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