DEUDA PRÓXIMO DESAFÍO: FONDO MONETARIO INTERNACIONAL

El acuerdo con los bonistas llega en un momento oportuno y despeja buena parte del horizonte financiero del gobierno del presidente Alberto Fernández quien logra así evitar pagar -o deber- alrededor de treinta mil millones de dolares. No es una solución definitiva al problema de esta parte de la deuda sino que se patea para adelante el problema, pero hoy destapa un cuello de botella imposible de asumir. 


 Ahora el desafío es acordar con el FMI la postergación de la deuda que mantemos con ellos, que tampoco el país puede pagar, cuyos vencimientos más fuertes son en el 2022 y 2023, sin embargo todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que si bien será otra dura negociación, el organismo internacional terminará acordando. La pregunta es entonces ¿qué hara el país con todo el dinero que NO se pagará de la deuda?.¿Se invertirá en infraestructura productiva o en gasto estatal corriente, se usará para sentar las bases de un crecimiento y desarrollo sostenido o se gastará para cuestiones electorales que aseguren el frente interno aunque sean improductivas?. 
Con la pandemia que está ralentizando el comercio global y una cuarentena extendida que viene destruyendo la economía local que pre-pandemia ya era casi inexistente no usar esta oportunidad para ponerse competitivo a nivel internacional podría resultar un suicidio económico y social a corto plazo aunque te permita ganar las próximas legislativas. 
Además quien gane las elecciones presidenciales del 2023 deberá afrontar los pagos de deuda que ahora se ha logrado postergar y tanto si Fernández aspira a una eventual reelección como sí CFK lograra impulsar a Máximo, por ejemplo, ese presidente necesitará sí o sí tener el país lo más ordenado posible so pena de gobernar un descalabro mayúsculo. Pero el presente agobia, el día siguiente al final de la parálisis sanitaria, reflejará con toda furia y certeza la magnitud de la crisis en pobreza, desocupación, inflación y producción; por eso el acuerdo alcanzado con los bonistas y esperemos, luego con el FMI, resultan una condición necesaria pero no suficiente para garantizar la paz social y el despegue económico en la crisis que se avecina. Es entendible que el gobierno pretenda ganar las próximas elecciones pero leer la economía en clave electoral exclusivamente podría ser para todos una de las peores decisiones a tomar. 
 copyrigth 2020 
Osvaldo Igounet

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