¿Y ALBERTO PARA CUANDO?

Suele decir Jorge Asís que el gobierno de Alberto está prematuramente envejecido, que le falta pimienta y política y yo coincido.

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Este es un gobierno quieto, sin expectativa, sin futuro, un algo indefinido que termina antes de empezar. Logró patear parte de la deuda para adelante, único objetivo declarado desde el principio y ahora intenta gestionar una pandemia que le cayó de repente; fuera de eso nada.

Fernández sabe que hoy por hoy no tiene posibilidad de reelección ya sea porque una gestión mediocre se lo impida o, en especial, porque la verdadera dueña del poder tiene otros planes para el 2023. Fernández parece rendido ante esta falta de proyecto propio y en esa rendición contagió a todo su gobierno. Es un presidente con mucho hoy y poco mañana.

Pero el mañana está a la vuelta de la esquina. La economía se hunde, el desempleo se multiplica, la pobreza crece, la hiperinflación acecha, los problemas se complejizan y el gobierno no reacciona o lo hace muy mal como ante la marcha del pasado 17 de agosto. 

Alberto Fernández es un avezado operador político para otros que se quedó sin política para si mismo. La administración flota entre la pandemia y la nada misma, sin la crisis sanitaria Fernández y su gobierno parecen carecer de objetivos salvo los que le impone Cristina Fernández que tampoco son para festejar, Vicentin fracasó y la reforma judicial tambalea. Por primera vez la calle le marca la cancha a un gobierno peronista y eso significa falta de política.

Alberto no muestra ni parece tener un proyecto político al que apoyar u oponerse y eso es complicado para cualquier gobernante e imperdonable para un presidente justicialista. Por eso hay todo un país preocupado que se pregunta: ¿ y Alberto para cuando?.

Osvaldo Igounet 

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